Unas preguntas para iniciar el tema…¿están las Instituciones Superiores de Educación en conformidad a las nuevas necesidades – YA NO DE HOY- sino del futuro? ¿Serán formadoras de nuevos escenarios? ¿Están preparadas para dar respuesta a los nuevos desafíos? A juzgar por lo que se visualiza estamos bastante lejos. Ni todos los profesores tienen desarrolladas estas capacidades, ni muchos directivos entienden hacia dónde va el mundo, ni todos los programas están actualizados, ni las instancias gubernamentales están en concordancia a las nuevas realidades. Los alumnos esperan no sólo que les entreguen herramientas o información, necesitan que les ayuden a comprender el mundo en el que se están insertando, necesitan que les expliquen cómo funcionan las diferentes cuestiones de la sociedad en la que participan, que les ayuden a comprender el mundo de una manera diferente a lo que encuentran en Internet. Todo este combo bien podría sintetizarse en una baja calidad educativa. Y vuelvo a una primaria preocupación, es el rol y las capacidades de los docentes, ya se sabe que si alguien puede cambiar el mundo, es quien enseña. Los buenos docentes pueden salvar a una sociedad.
Si cualquiera de nosotros observa qué han hecho los principales países que tienen altos índices de aprobación en materia educativa, se los distingue por la calidad de sus profesores, los cuales deben capacitarse permanentemente, concursar de manera continua y ser bien remunerados para que puedan convertir a la educación, en su principal profesión, la cual debe ser justamente valorada por la sociedad en su conjunto y me refiero desde la Institución, los organismos educativos y la familia que debe coadyuvar a las metas de los ingresantes.
¿Cuáles son los indicadores comunes que tienen países como Finlandia, Dinamarca, Singapur, Canadá, Nueva Zelanda, entre otros? Formación continua de sus docentes, estabilidad laboral y buena remuneración, gratuidad o al menos bajo costo para capacitarse, fomentar la calidad antes que la cantidad en el aprendizaje y desde ya, que todo alumno, por el mero hecho de ser un “contratante” de un servicio, exija esa calidad, a la par de asumir las responsabilidades que dicho rol representa.
Distintas realidades de los jóvenes
Por el lado de los directivos de las empresas u organismos, qué tipo de empleabilidad priorizan? Desde no capacitar a su gente por el mero hecho de “controlarlos” fácilmente hasta no invertir en sus empleados porque “si saben demasiado” se terminan yendo o que sólo el jefe piensa…y otros tantos mitos. Muchas veces los directivos, miran equivocado y así sobreviene una catarata de fracasos. Si la capacidad sumatoria de todos los involucrados en el sistema pueden aportar ideas, tanto mejor será para la organización y en este caso, los directivos deben saber reconocer y premiar a quienes aportan sus buenas ideas, lo que más se necesita en las organizaciones es pensar estratégicamente.
En los modelos de gerenciamiento, puede observarse innumerables maneras de comportamiento por parte de quienes se encuentran a cargo de las mayores responsabilidades, muchas de ellas altamente positivas aunque también se encuentran algunas conductas que resultan nocivas para el desempeño colectivo. Por ejemplo, algunas de esas prácticas negativas se relacionan a la forma de vincularse al poder, sea porque se cree demasiado poderoso, sea porque el poder no le sienta bien, porque no comprende la mirada que domina el mundo corporativo, porque no entiende hacia dónde van las fuerzas del llamado mercado o de la realidad, porque es demasiado “técnico” y no desarrolla las otras habilidades administrativas o humanas, no atendiendo los pedidos de las personas. Porque otras veces es tan minucioso que termina ahogando a los demás, por carecer de sentido común y ubicuidad.
No es conveniente que el CEO ocupe un lugar tan predominante, se cae fácilmente en la posición de querer saberlo todo o ser dueño de la razón, siendo esto tan malo como estar siempre ausente generando disfunciones sistémicas. Los buenos CEOs deben poseer altas dosis de valentía u osadía para enfrentar cambios, para dejar de lado posiciones timoratas o la crítica fácil si las cosas no están saliendo correctamente.
Para finalizar, mientras escribía el artículo pensaba si queremos apuntar a tener sociedades perfectas, casi aceitadas, sin altibajos. Nada de esto, pues estamos muy lejos de ser sociedades que den definitivas respuestas al desarrollo, prueba de ello es que en épocas de crecimiento, mal utilizamos las ganancias y no reinvertimos en maquinarias o insumos para la producción. Nuestras sociedades carecen en gran parte de planes estratégicos. Nada de lo dicho nada tiene que ver con los costos que deviene en enormes diferencias sociales, ni la creciente pobreza en el mundo donde algunos de los trabajadores no tienen la más mínima posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas.
El mundo es cada vez más complejo y el panorama de una sociedad altamente tecnologizada o sofisticada, no garantiza felicidad alguna. Triste, duro, injusto pero real. Una parte del mundo aún vive bajo líneas de pobreza, es de esperar, que la brecha del crecimiento ayude a un desarrollo sustentable y permita expandir mayores posibilidades a sus habitantes. El mundo del futuro es incierto, hay demasiados desafíos y parte de los protagonistas, se encuentran entre quienes deben tomar decisiones de cambio y ser líderes de una nueva gesta.
Más de dos mil quinientos años atrás, Heráclito nos anticipaba que lo único permanente era el cambio, para Schopenhauer, el cambio era lo único inmutable dicho esto en los inicios de siglo XIX y algo de esto ha venido sucediendo de manera invariable, cualquiera sea sus formas, el desarrollo del mundo nos lleva de manera inexorable hacia nuevas conformidades, cambian los paradigmas, se innova, el mundo se reinventa. Este tren no lo podemos perder.