Este material, en primer lugar, presenta la transcripción de un debate sobre el sistema educativo tradicional, con el fin de realizar un análisis sobre el mismo y presentar posibles ideas aplicables como medio de solución. En ella se respeta el lenguaje propio utilizado por los interlocutores.
El debate sobre la reforma educativa es crucial en nuestra era. Una educación transformadora no solo imparte conocimientos, sino que también fomenta el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de adaptación. Imaginar un sistema educativo que sea verdaderamente inclusivo y dinámico significa diseñar un currículo que responda a las necesidades individuales y prepare a los estudiantes para los desafíos del futuro. Este enfoque holístico puede convertir la educación en un viaje de descubrimiento personal y colectivo, donde cada estudiante tiene la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.
El diálogo aborda un tema muy importante y actual: la relevancia y eficacia del sistema educativo tradicional.
Persona A: ¿Los chicos tienen que ir a la escuela para aprender?
Persona B: Es una lástima que el modelo educativo hoy en día esté obsoleto.
Persona A: ¿Obsoleto?
Persona B: Sí, es un modelo que existe hace más de 100 años.
Persona A: ¿Y eso que tiene que ver?
Persona B: Míralo de esta forma, si un cirujano de hace 100 años entrara a un quirófano hoy, probablemente no reconocería nada. Pero si un profesor de esa época entrara a un aula, apenas vería cambios.
Persona A: La escuela es importante porque te enseña a usar herramientas para enfrentarte a la vida.
Persona B: Ok, lanzaste el famoso discurso de las herramientas. ¿Cuáles son esas herramientas?
Persona A: Fácil, te enseña a pensar, por ejemplo.
Persona B: Eso es falso. La escuela tradicional alienta actitudes pasivas. No se estimula el sentido crítico ni la iniciativa propia. Entonces, cuando al alumno se le da libertad, no sabe qué hacer.
Persona A: Pero el hecho de aprender una variedad de disciplinas, que serían las materias, hace que el chico sea mucho más creativo.
Persona B: De hecho, es todo lo contrario, destruye la creatividad. Todos estudian las mismas materias bajo las mismas normas, sin tener en cuenta los talentos y lo que hace especial a cada alumno.
Persona A: sí, claro, pero el hecho de que existan trabajos prácticos y pruebas que verifican el conocimiento adquirido durante las clases les enseña a preparase para la vida.
Persona B: Seguís en un error, este modelo estandariza las habilidades de los alumnos, reduciendo su grado a una simple calificación. Lo único que logramos con esto es tergiversar la concepción sobre su capacidad y en la vida real, lo único que importa es reconocer nuestras habilidades individuales y explotarlas al máximo.
Persona A: Te estás olvidando de resaltar la aplicabilidad de los conocimientos en la vida cotidiana, conocimientos que son de crucial importancia, como la matemática, lengua y literatura, ciencias naturales y otras tantas más.
Persona B: Sí, si bien son importantes, el problema viene a la hora de aplicarlas. A ver, ¿cuántas de esas materias usas hoy en día?
Persona A: Y ahora no me acuerdo porque pasó mucho tiempo.
Persona B: No te acuerdas porque el conocimiento adquirido viene de una pizarra y de escuchar a un profesor pasivamente, como si fuera una conferencia, para después copiar todo lo que dice. Pero dime, ¿cuántas conferencias quedaron grabadas en tu memoria?
Persona A: ¿Y qué tiene que ver una conferencia con temas puntuales como el modelo tradicional de la escuela?
Persona B: Que las habilidades o conocimientos teóricos nunca se llevan a la práctica y el cerebro tiende a olvidar lo que no usa. Si no te acuerdas, es porque nunca lo necesitaste o al menos no en cosas importantes.
Persona A: Hablando de memoria, algo interesante de la escuela es que con sus pruebas, exámenes y retención de conocimientos se puede expandir y mejorar la memoria.
Persona B: ¡Uuuuff!! Me encanta, con la refutación a eso desmontamos completamente la efectividad del sistema educativo. Respóndeme unas preguntas, recién: ¿pudiste acordarte de usos prácticos?
Persona A: No
Persona B: Y ¿qué me decís de los temas visto en clase? ¿Te acordas?
Persona A: Mmmm sí
Persona B: ¡No! Si hoy te pusiera ante un examen de historia, matemática o ciencias naturales, no del último año sino del penúltimo, ¿podrías responder?
Persona A: No, pero porque pasó mucho tiempo. PERO ¿Qué tiene que ver con esto?
Persona B: Que la escuela, en lugar de enseñarte a pensar, te enseña a memorizar. en un oral, en un escrito, etc. Si memorizas todo correctamente, aprobas, es decir, triunfa el que más conocimiento acumule y optimice su rendimiento. Por eso, la pedagogía convencional está diseñada para la memorización.
Persona A: Pues sí.
Persona B: ¿Sabes que es lo peor? Que hablaste de que mejora la memoria y en lugar de mejorarla, la atrofia con técnicas obsoletas, Hay técnicas muy útiles y efectivas para memorizar, recordar y comprender conocimientos mucho mejor. y a pesar de que la escuela se basa meramente a memorizar, ni siquiera te enseñan estas habilidades para hacerlo mejor.
Persona A: Y sí.
Persona B: Decime tanto elogias a los sistemas del pasado, pero ¿por qué no elogiamos a genios del pasado como Benjamín Franklin?
Persona A: ¿Y eso por qué?
Persona B: Por su frase: “Dime y lo olvido. Enséñame y recuerdo. Involúcrame y aprendo”. Él tenía las ideas mucho más claras que incluso la escuela de hoy en día.
Persona A: Pero se aprende, que es el objetivo principal de toda institución educativa.
Persona B: Primero y principal, eso que dijiste es muy tibio.
Siempre hay que encontrar la mejor forma de hacer las cosas
Ya que, si el día de mañana quieres que tu hijo destaque por sus increíbles capacidades, conocimientos y habilidades, tenés que encontrar otra forma, ya que, si quieres que tu hijo llegue más lejos que todos, ¿por qué le harías recorrer el mismo camino que todos?
Persona A: No me importa realmente. Así lo hice yo y me fue bastante bien.
Persona B: Pero cambió. Ahora es diferente. Además de usar falacias, ni siquiera entendéis el porqué de tu accionar.
Persona A: ¿Cómo?
Persona B: Claro, no sabés ni siquiera por qué mandar a tu hijo a la escuela. Eso es lo preocupante. Solamente hacés lo que todo el mundo hace.
Persona A: ¿Cómo me vas a decir a mí que no sé por qué mando a mi hijo a la escuela?
Persona B: Ok, dime entonces. ¿Por qué es recomendable mandar a tu hijo a la escuela?
Persona A: Porque cuando terminas la escuela puedes ir a la universidad. Y sin título universitario no puedes conseguir trabajo en ningún lugar.
Persona B: Eso era verdad hace 15, 20 años. Hoy en día las empresas piden una prueba de habilidad para verificar conocimientos en lugar de un título en papel.
Persona A: Eso no es verdad. Se nota que nunca saliste a buscar trabajo, eh. Sin título no te toman en ningún lado.
Persona B: Comprueba por ti misma, entra en la página oficial de Google o de Facebook, o de IBM o de PayPal o algunas de las empresas más grandes del mundo vas a ver que en lugar de pedir título te piden pruebas de habilidad, te piden saber. Te piden que puedas demostrar tus conocimientos y que tengas otras habilidades que no enseñan en la escuela.
Persona A: ¡Pero ir a la escuela está bien! ¡No puedes decir que está mal!
Persona B: Reduccionismo de vuelta. Nunca dije eso. El problema es que no entiendes ni por qué deberías mandarlos a la escuela.
Persona A: Es que en realidad sí sé. Pero es complicado.
Persona B: ¡No sabés! Si te lo cuestionaran no sabrías explicarlo.
Persona A: Bueno, está bien. A ver, vos tan genio, ¿por qué crees que debería mandarlos?
Persona B: Porque, por ejemplo, te da disciplina, te obliga a tener ciertos hábitos que tienen un único objetivo anual, que es pasar de año.
Persona A: ¿Y entonces?
Persona B: Que hay un patrón y es que las personas que les suelen ir mejor en la escuela, es decir, que se sacan la máxima calificación en todo, son las que después no terminan teniendo todo el éxito porque les falta aprender a pensar o adquirir otras habilidades que por ahí en la escuela no pueden aprender. Perooo! sí adquieren una habilidad muy importante, que es: la disciplina.
Persona A: Claro.
Persona B: Además, les enseñan a trabajar en un equipo y a comprender la diferencia entre sus pares, reforzando sus capacidades comunicativas.
Persona A: Ese es un punto muy positivo, cierto.
Persona B: Además, te enseñan que en la vida hay personas que son “superiores” a vos y te enseñan a bajar los pies en la tierra, y bueno tener nuevos objetivos, como, por ejemplo: superarte superándolos.
Persona A: Claro, eso es verdad, ahí hay otra cosa buena.
Persona B: Pero el problema es que pocos son quienes intentan desafiar al maestro, con pruebas de conocimiento, constantes preguntas, pero suelen ser estas personas las que después intentan esforzarse para ser los mejores en lo que hacen.
Persona A: O sea, ¿estás diciendo que no tengo que mandar a mi hijo a la escuela?
Persona B: No, no es eso lo que dije. Mándalos a la escuela, pero no seas tan exigente. Es decir, si no aprueba, no te enojes porque te estás enojado con él por una falta en su conocimiento que probablemente vos también tengas o has tenido. Es como enojarse con un millonario porque su empresa pase de valer 10 millones de dólares a valer 6. Son fallas, son recaídas, son cosas que a todo el mundo le puede pasar.
Persona A: Pero entonces, ¿de qué forma va a entender que no tiene que reprobar y sacar malas notas?
Persona B: Lo que sucede es que te estás enojando por un simple error que si te pones a pensar no tiene ningún tipo de relevancia en su vida real. Es decir: si se esfuerza por aprender y no le sale todo bien, ¿su familia lo va a castigar?
Eso no es el comportamiento ideal para un correcto desarrollo de su creatividad. Los castigos los otorga el mercado cuando se enfrente a su vida laboral. El trabajo de su familia es apoyarlo, impulsarlo hacia adelante. No castigarlo y estresarlo por su dificultad de avanzar.
Persona A: Te voy comprendiendo, pasa que me es complejo asimilar por mi sesgo de confirmación.
Persona B: Cuando uno quiere lo mejor para sus hijos, lo mejor siempre es entenderlos y ayudarlos a avanzar. No ponerse en su contra sin entender su postura, que está construida meramente en el contexto y época en la que crecieron. Gracias a eso entienden cosas que vos no.
Persona A: ¿Como por ejemplo…?
Persona B: Que el camino que todos siguen no siempre es el mejor, que hay otras formas de aprender además de la escuela y que hay muchos más conocimientos afuera de esta que adentro. Incluso si sabes aprovechar esos conocimientos que están por fuera, estás mucho más cerca de alcanzar el éxito.
Persona A: Sí, pero ¿y los chicos que van a una escuela pública para poder comer algo porque en su casa no hay comida o los que van para ir a hacerse su realidad porque les juegan su segunda casa?
Persona B: Y lo que sucede es que la escuela no tiene esos fines, de eso se encarga el gobierno u organizaciones que tengan programada asistencia o ayuda social. Es como ir al psicólogo y preguntarle si nos deberíamos aplicar la vacuna del COVID. Por más que nos pueda responder correctamente, no es el profesional a quien deberíamos hacerles la consulta, ya que el objetivo o la finalidad de su profesión no es esa.
Persona A: Claro, porque es una institución educativa.
Persona B: ¡Exacto! La escuela es una institución educativa. Por definición uno se va a aprender. Pero bueno, van personas y las personas tienen problemas, por ende, obviamente hay una pedagogía para comprender y ayudar. Pero el fin no deja de ser el mismo: enseñar y aprender, cualquier otro problema debe ser atendido por otro tipo de profesionales.
Persona A: Claro, esos planteos deberíamos hacérselos a los políticos de turno.
Persona B: De hecho, los maestros y profesores, lo único que tienen permitido hacer es escuchar, comprender y delegar a otros profesionales.
Persona A: Entonces, ¿cómo podemos hacer para que a los chicos les vaya bien en la escuela, no les tome tanto tiempo y puedan desarrollar otras habilidades que les sirvan en la vida?
Persona B: Mientras asisten a la escuela y el modelo educativo no cambia, hay que enseñarles el mundo que hay por fuera, los cursos, los libros, las páginas con conocimientos, a verificar fuentes de información. Básicamente hay que enseñarles a aprender, aprender, que es la clave de la generación actual.
Persona A: Claro, una vez que aprendan a aprender, van a entender qué conocimientos necesitan en su vida y no solamente eso, sino también van a saber de qué forma encontrar esos conocimientos o conceptos que todavía no saben que existen, pero de seguro necesitan en su vida.
Persona B: Ahí nos vamos entendiendo.
Persona A: Claro, que le va a enseñar a un profesor, una persona que nunca tuvo éxito, a un chico que quiere alcanzar.
Persona B: Estás cambiando la falacia, cuidado ahí. El éxito se alcanza en conocimientos que no te enseñan en la escuela, ahí se enseña lo técnico, pero solita te diste cuenta de la diferencia. ¿Quieres datos y tecnicismo? Anda a la escuela. ¿Quieres alcanzar el éxito? Entonces, explora las infinitas fuentes de conocimiento y modelos de aprendizaje que el siglo XXI y la era de la información tienen para nosotros, donde tenemos en la mano la mayor fuente universal de conocimiento. A los chicos hay que enseñarles a aprender, es todo.
Persona A: ¡Pero paraaaa!!! ¿Entonces tampoco es necesario ir a la universidad?
Persona B: ¡Paraaa, no te adelantes! Que ese es otro debate.
REFLEXIÓN SOBRE EL DEBATE
El debate sobre el sistema educativo es un reflejo de una sociedad en constante evolución, donde las necesidades y desafíos del presente exigen una revisión crítica de las metodologías de enseñanza heredadas del pasado. La discusión entre las dos personas refleja una tensión entre la tradición y la innovación, entre la memoria y el pensamiento crítico, entre la uniformidad y la individualidad.
Por un lado, tenemos la defensa de la escuela como una institución que proporciona disciplina, estructura y un conjunto básico de habilidades necesarias para la vida. Se argumenta que la escuela enseña a pensar, a trabajar en equipo y a respetar las jerarquías, preparando a los estudiantes para los desafíos de la vida adulta. Sin embargo, esta visión es desafiada por la preocupación de que el sistema educativo no ha evolucionado al mismo ritmo que otras áreas de la sociedad, como la medicina o la tecnología, y que podría estar fallando en preparar a los estudiantes para un mundo que cambia rápidamente.
La crítica al sistema educativo se centra en la idea de que la memorización y la estandarización de la enseñanza sofocan la creatividad y no toman en cuenta las habilidades y talentos individuales de los estudiantes. Se cuestiona la relevancia de los conocimientos impartidos y su aplicabilidad en la vida cotidiana, sugiriendo que lo que se aprende en la escuela a menudo se olvida porque no se utiliza.
La reflexión sobre este debate nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo puede la educación adaptarse mejor a las necesidades del siglo XXI? ¿Cómo podemos equilibrar la necesidad de una base común de conocimientos con el reconocimiento y la promoción de las habilidades individuales? ¿Cómo podemos hacer que el aprendizaje sea más interactivo, práctico y relevante para la vida real?
La solución podría estar en un enfoque más holístico de la educación, uno que integre las habilidades técnicas con el desarrollo del pensamiento crítico, la creatividad y la adaptabilidad. Un sistema que no solo enseñe a los estudiantes a memorizar información, sino que también les enseñe a aprender, a investigar y a aplicar sus conocimientos de manera innovadora.
En última instancia, la educación debe ser una preparación para la vida, no solo para el mercado laboral. Debe fomentar la curiosidad, la pasión por el aprendizaje y la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones. Tal vez sea hora de mirar más allá de las aulas tradicionales y considerar cómo podemos utilizar la tecnología y otros recursos para crear un sistema educativo más flexible y personalizado que pueda satisfacer las necesidades de cada estudiante y prepararlos para un futuro impredecible.
DEFICIENCIAS Y LIMITACIONES DEL SISTEMA EDUCATIVO ACTUAL
Desde la perspectiva crítica, el sistema educativo actual presenta una serie de deficiencias y limitaciones que merecen ser cuestionadas y reformadas. A continuación, expondré algunos argumentos que respaldan esta postura:
- Memorización frente a comprensión y pensamiento crítico:
- La escuela tradicional se centra en la memorización de datos y hechos, en lugar de fomentar la comprensión profunda y el pensamiento crítico.
- Los estudiantes pasan horas memorizando información que a menudo olvidan poco después de los exámenes. Esto no contribuye al desarrollo de habilidades prácticas ni al entendimiento real de los conceptos.
- Uniformidad y falta de adaptabilidad:
- El sistema educativo tiende a uniformizar a los estudiantes, ignorando sus diferencias individuales y talentos particulares.
- No todos los estudiantes aprenden de la misma manera ni tienen los mismos intereses. Sin embargo, la escuela sigue un enfoque estándar que no se adapta a las necesidades específicas de cada alumno.
- Enfoque en calificaciones en lugar de habilidades:
- El énfasis en las calificaciones y los exámenes a menudo desalienta la creatividad y la exploración.
- Los estudiantes se preocupan más por obtener buenas notas que por adquirir habilidades prácticas o desarrollar su potencial.
- Falta de preparación para el mundo real:
- La escuela no enseña habilidades prácticas necesarias para la vida cotidiana, como la gestión financiera, la resolución de problemas o la comunicación efectiva.
- Los graduados a menudo enfrentan dificultades al ingresar al mundo laboral debido a la falta de habilidades relevantes.
- Rigidez del currículo:
- El currículo escolar rara vez se actualiza para reflejar los cambios en la sociedad, la tecnología o la economía.
- Esto resulta en una desconexión entre lo que se enseña en la escuela y las demandas del mundo actual.
En conclusión, el debate sobre el sistema educativo nos desafía a repensar y reformular la educación para que sea más inclusiva, dinámica y significativa. Nos invita a imaginar un futuro donde la educación no solo sea una transmisión de conocimientos, sino una aventura continua de descubrimiento y crecimiento personal.
El sistema educativo necesita una transformación significativa para adaptarse a las necesidades cambiantes de los estudiantes y prepararlos de manera efectiva para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Es hora de reconsiderar nuestras metodologías, fomentar la creatividad y promover un aprendizaje más significativo y aplicable en la vida real.
Selva Sanabria
01.06.2024
Referencia del debate:
@shekezen. (2024, febrero 29). EL Sistema Educativo es Obsoleta. [Video]. https://vm.tiktok.com/ZMrTaSTaN/